El futuro de la obesidad depende de nosotros; de todos y cada uno de nosotros. La predicción actual de la pandemia no es nada esperanzadora, y si esta sobrecarga continúa ascendiendo, el número de personas obesas no tardará mucho en sobrepasar al número de personas con un peso corporal que no dañe su salud.
Los intereses económicos seguirán presentes siempre por encima de todo. Esto hará que sea más complicado doblegar la curva de los casos totales de obesidad mundial. Aquí es donde entramos en juego nosotros. Debemos adquirir el papel de Truman Burbank en la película de “El Show de Truman” al final de esta. De manera similar a la del protagonista en el show en el que vive, llevamos las últimas décadas inmersos en un mundo en el que la industria alimentaria puede influir y modificar nuestras decisiones a su gusto, haciéndonos creer, por ejemplo, que tomar galletas y bollos ultraprocesados a la hora del desayuno nos favorece y nos aporta energía para todo el día. Es hora ya de ser ese Truman que pone en duda todo lo que hay a su alrededor para darse cuenta de la mentira en la que está inmerso y destapar la verdadera realidad.
También existe otra técnica que ha funcionado siempre por excelencia en la humanidad: aprender del pasado para crear un futuro mejor. Curiosamente existe un caso bastante reciente y similar al de la obesidad y la alimentación perniciosa: el caso del tabaco.
La epidemia del tabaco en la actualidad sigue acabando con la vida de muchas personas, pero nada tiene que ver con lo que era hace unos años. Desde la década de los 80, la tasa de tabaquismo en España se ha reducido casi a la mitad. Atendiendo a los datos publicados en un artículo de la revista The Lancet, desde el año 1990 hasta el 2015, las tasas de tabaquismo a nivel mundial se redujeron aproximadamente un 28,4% en hombres y un 34,4% en mujeres (Reitsma et al., 2017). El tabaco es un producto insano, que crea adicción al consumidor, que ha estado durante muchos años respaldado por el marketing y la publicidad, que ha llegado a ser defendido también por “expertos” y cuyo consumo acabó normalizándose en nuestra sociedad. Unas características bastantes similares a las de los productos ultraprocesados, ¿verdad?
Sin embargo, con el paso del tiempo y tras millones de muertes en el camino, se decidió hacer clic y abrir la mano al cambio. La voluntad de la población cambió las negras tendencias abandonando la postura de la sumisión y adquiriendo la de la acción. Los fumadores salieron de la burbuja en la que estaban inmersos y descubrieron la realidad: fumar mata. Pero este descubrimiento vino de la mano de varias medidas que impulsaron también el abandono del tabaco: el aumento de los impuestos, la prohibición de su publicidad y su consumo en lugares cerrados, alertas de las consecuencias en el empaquetado o restricción de los puntos de venta. Justo unas medidas que atacan a los puntos fuertes del tabaco, que casualmente coinciden con las de los productos insanos: la disponibilidad, la publicidad y la normalización.
Y aunque todavía hay un largo camino por recorrer para alcanzar una tasa de tabaquismo del 0%, en estos últimos años donde el número de fumadores ha descendido notablemente se han salvado miles de vidas. Y miles y millones de muertes son las que se pueden evitar si tomamos en torno a los ultraprocesados la iniciativa que se tomó hace años para acabar con el tabaco.
Cualquier acción cuenta, por muy pequeña e insignificante que parezca; desde una recomendación a un familiar, un cambio de decisiones a la hora de hacer la compra… Que nada se quede en una mera intención. De hecho, ya hay medidas que se están llevando a cabo. Con motivo del último Día Mundial de la Alimentación, el ministerio de consumo decidió lanzar la campaña “Azúcar, te dejo” con el fin de intentar reducir el consumo de azúcar en la población española; una acción reforzada en las redes sociales con el hashtag #ElAzúcarMata acompañado de una imagen donde se simula un envase de un azucarillo en forma de cigarro, haciendo el símil entre ellos.
Esta campaña tuvo un gran impacto y la imagen alcanzó a miles de personas gracias a la publicación y difusión de una gran cantidad de personas que ese día decidieron tomar conciencia del problema actual del azúcar.
En España, se quiere llevar más allá esta cuestión y ya se tiene planeado, acorde a los Presupuestos Generales, una subida del IVA en 2021 a las bebidas azucaradas. Esta medida ha suscitado un gran debate y una dura crítica por parte de las empresas de dichos productos que dicen que verán reducidas sus ventas drásticamente. La subida del 10% al 21% la tendrá que soportar el consumidor por la traslación del impuesto y esto podría cambiar su decisión de compra. Por ello los representantes de este sector de la industria alimentaria califican la medida de injusta y con un único objetivo recaudatorio. De hecho la consultoría PWC se pronunció en contra de esta decisión exponiendo que este tipo de política fiscal tiene efectos muy limitados en la reducción de la obesidad y sin embargo unos efectos muy negativos en la economía y en el empleo.
Pero la realidad es que este impuesto ya se viene aplicando desde hace años en otros países europeos e incluso dentro de España, en Cataluña. Y desde la OMS se ha advertido de la eficacia de dicho impuesto con el objetivo de reducir el consumo de estos productos, de hecho, las pruebas demuestran que “un impuesto sobre las bebidas azucaradas que aumente los precios en un 20% puede llevar a una reducción del consumo de alrededor del 20%, previniendo así la obesidad y la diabetes”.
Otro estudio llevado a cabo en la Universidad de Carolina del Norte por el Instituto Nacional de Salud Pública en Méjico mostró cómo la implementación de un impuesto por valor de un peso por litro en bebidas azucaradas dio unos resultados muy salubres. En concreto, desde que se introdujo el aumento de la carga fiscal en 2014, en ese mismo año se redujo el consumo de estas bebidas en un 5,5%, y en 2015 disminuyó más aún, un 9,7% (Colchero, Rivera-Dommarco, Popkin, y Ng, 2017).
En España, dentro del Plan Integral de Consumo hacia unos hábitos saludables solo se ha puesto sobre la mesa de momento la subida de los impuestos en este producto específico. Pero, aunque las bebidas azucaradas provocan muchos daños a la salud y son la principal fuente de azúcar de la dieta a nivel mundial, hay muchos más productos que también pueden perjudicar gravemente nuestra salud, quedando así un largo camino por recorrer también en materia fiscal.
En el ámbito del marketing y la publicidad las medidas también resultan indispensables. Ha quedado demostrado que su capacidad de influencia sobre la compra de los consumidores es muy elevada, por lo que una regulación en este terreno posiblemente ofrecería unos buenos resultados relacionados con la disminución del consumo de ultraprocesados. Especialmente vulnerables a los anuncios son los niños; por ello, en la actualidad, la normativa en esta materia busca dirigirse primordialmente a este público.
Desde hace años, en España y en otros países del mundo se reclama una regulación de la publicidad dirigida a los menores. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha llevado a cabo numerosas encuestas que prueban que los niños condicionan en la mayoría de las ocasiones la cesta de la compra familiar, solicitando alimentos poco saludables tras haberlos visto anunciados, principalmente en la televisión. Por ello, ante la ausencia de una regulación específica de los anuncios dirigidos a menores, desde esta organización se ha demandado en numerosas ocasiones a las autoridades sanitarias el establecimiento de una normativa que prohibiese la publicidad infantil de productos nutricionalmente inadecuados.
Tras años de lucha, el Ministerio de Consumo anunció en España que a partir de 2021 se vetarían los anuncios de alimentos no saludables dirigidos a menores de 15 años. Esta norma también impone la prohibición de la aparición de personajes famosos o animados en publicidad dirigida a los niños por la alta capacidad de influencia sobre ellos. Estas empresas de productos ultraprocesados se enfrentarían así a un escenario totalmente nuevo al no haberse sometido nunca a ningún tipo de control en esta materia en España. En otros países europeos ya se han tomado medidas con el mismo rumbo; por ejemplo, en Reino Unido.
Y justamente en este país, el primer ministro, Boris Johnson, tras superar el coronavirus en 2020 decidió realizar un plan contra la obesidad declarando que esta enfermedad aumenta el riesgo de otras enfermedades graves y de la muerte por coronavirus. Reino Unido sirvió de ejemplo y de líder en esta lucha e impuso la prohibición de los anuncios de “comida basura” hasta las 9 de la noche. Además, el plan se diseñó acompañado de otras medidas como el desplazamiento de los productos en el supermercado de las zonas más visibles a otras con menor visibilidad.
Pero, como nos expone la experta en nutrición, entrenamiento y nutrición deportiva, Raquel Lucena García, estas medidas tomadas por los gobiernos continúan siendo insuficientes. En la entrevista en exclusiva para el reportaje de “La Pandemia Encubierta”, Raquel aboga por la creación de equipos multidisciplinares para tratar la enfermedad de la obesidad y sobre todo incide en la necesidad de poner fin a este problema desde la educación.
Raquel Lucena García es licenciada en Ciencias Químicas y posee un Máster en Nutrición y un Máster en Entrenamiento y Nutrición Deportiva. Actualmente se dedica profesionalmente a la nutrición saludable y deportiva y compite a nivel nacional en Roller Dervy. Para más información, visiten su página web profesional: https://www.rlucenanutricion.com